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Guy Domville (1895), pieza teatral en tres actos traducida por vez primera al español, fue el intento más firme de Henry James (1843-1916) por significarse en la escena británica, luego de haber adquirido gran consideración como autor consumado de relatos y novelas en los que la penetración, la sutileza y la imaginación creadora alcanzaron las máximas cotas que ha logrado la narrativa en lengua inglesa. Impelido por motivos económicos –su prosa exquisita y su caudal de ficciones intrincadas le proporcionaban admiración y respeto, pero no derechos de autor–, su incursión en el panorama teatral inglés de fines del siglo XIX, dominado por la brillantez cegadora de Oscar Wilde, constituyó un rotundo fracaso, que lo hirió en lo personal y del que nunca terminaría de recobrarse. Guy Domville, el protagonista, elude la vida consagrada a la que por tradición y encumbrado linaje estaba destinado para atender la llamada seductora del triunfo mundano. Cuando la elección que creía propia se revela equivocada, el último de los Domville cobra dolorosa conciencia de que algo precioso se ha perdido y que solo cabe la renuncia, como único modo de evitar que sus actos extienden el mal entre aquellos a los que estima. En Guy Domville, drama de tentaciones, fracasos y vacilaciones, Henry James certifica el curso destructivo de la inocencia y la imposibilidad casi total de una vida decente. Como el noble inglés desengañado de su obra, el escritor se recluye intramuros de su arte, sumo sacerdote de una religión cuya dudosa promesa no logra quebrar la fe del primero de sus devotos.
“Guy Domville nos presenta una historia, no una mera sucesión de escenas prendidas con alfileres dentro de una trama. Y se trata de una historia de exquisitos sentimientos y modales delicados, con un final conmovedor y notable.” (George Bernard Shaw).
Traducción: Attrache Sánchez.
VACACIONES EN ROMA contiene las evocadoras y personalísimas impresiones de la Ciudad Eterna que recogió Henry James durante más de treinta años. Las imágenes se suceden del bullicioso Carnaval al solitario Foro, de la Roma papal al Risorgimento, del abarrotado Corso a las solitarias iglesias, de los paseos a caballo a las excursiones en automóvil por la Campaña, de la Villa Borghese a la Villa Medici, o del Palazzo Barberini al Odescalchi.
La joven Gabrielle de Bergerac ha tenido la fortuna de nacer en una familia ilustre de la nobleza rural francesa previa a la Revolución. Pero también la desgracia de no contar con bienes propios, circunstancia que hará que cualquier indicio de curiosidad vital, de inquietud intelectual, quede ahogado ante la perspectiva de elegir entre dos opciones igualmente sombrías: o un matrimonio favorable o el claustro. Su carácter noble y su naturaleza indagadora quedarán al descubierto cuando en su cerrado círculo social aparece Coquelin, el preceptor de su sobrino, un hombre pobre pero capaz de demostrar que la audacia, el saber y la belleza son valores que nada tienen que ver con la clase social.
Considerada la novela más romántica de James, con influencias tanto de Jane Austen como del propio Molière, «Gabrielle de Bergerac» es un auténtico prodigio de elegancia formal y encanto, con uno de los personajes femeninos más carismáticos, íntegros y exquisitos de la narrativa jamesiana.
Un joven crítico y editor fascinado con la obra del difunto poeta Jeffrey Aspern se entera de que Juliana Bordereau, una de sus musas, vive aún, anciana y aislada, en un palazzo veneciano. Convencido de que conserva cartas y material inédito del poeta, se acerca a ella camuflando sus intenciones y consigue que lo acepte como inquilino.
«La soledad de James en la historia de la novela es la de Shakespeare en la historia de la poesía.»
Graham Greene
Los embajadores, que nos complace presentar en traducción revisada y actualizada, es la muestra de mayor refinamiento del tema favorito de Henry James: el choque entre la inocencia americana y la experiencia europea. En esta ocasión, relata el viaje a París de Lambert Strether, un maduro hombre de mundo, con la misión de rescatar de las garras de una malvada «europea» a Chadwick, el hijo de la señora Newsome, una viuda rica con la que está comprometido. Sin embargo, este embajador caerá rendido a los pies de la cultura europea y a nuevas maneras de relacionarse. Una exquisita novela donde James reafirma su descripción del novelista como alguien al que no debe escapársele detalle.
Henry James (1843-1916) empezó a escribir relatos y reseñas para periódicos estadounidenses en 1875, para después cultivar el arte de la novela con imperecedero éxito. El americano, Washington Square , Retrato de una dama, Las bostonianas, Los embajadores o La copa dorada son ejemplos de la maestría universal del más británico de los escritores americanos.
Prólogo de Colm Tóibín
Traducción de Antonio-Prometeo Moya
¿Qué puede hacer una institutriz, sola en un aislado caserón, para proteger a sus dos pupilos del lento acoso de los fantasmas? Nos hallamos ante uno de los mejores argumentos de la literatura moderna. Se ha dicho que encierra un aviso de la presencia del mal más allá de toda imaginación, una refinadísima historia sobre los inconvenientes de la bondad, una metáfora de la escritura. Tal vez las interpretaciones sean infinitas…
Esta traducción, obra del argentino José Bianco, tiene categoría de clásica. Jorge Luis Borges escribió: «Recuerdo ahora su admirable versión del más famoso de los cuentos de Henry James.
El título es, literalmente, La vuelta de tuerca. Bianco, fiel a la complejidad de su artífice, nos da Otra vuelta de tuerca».
[Prólogo de José María Guelbenzu].
«El legado de James no fue el de un estilo a imitar, sino el de una integridad tan grande, el de una visión tan exigente, que lo llevaron a la solicitud y el pundonor más extremos para lograr su propia expresión.»
T. S. Eliot
Presentamos un conjunto de relatos de medio y largo aliento, algunos de ellos casi novelas cortas, donde se abordan los más diversos temas: un caso de pobreza extrema, el culto a los muertos, el cinismo, la traición, la venganza. En todos ellos destaca el talento del autor para mostrarnos las caras más sutiles de los conflictos humanos: con un retrato magistral de personajes, dosificando y modulando la intriga psicológica, planteando los más ineludibles problemas morales. Todo ello con un certero dominio del lenguaje que alcanza las cotas de la mejor literatura.
Henry James (1843-1916) empezó a escribir relatos y reseñas para periódicos estadounidenses en 1875, para después cultivar el arte de la novela con imperecedero éxito. El americano, Washington Square , Retrato de una dama, Las bostonianas, Los embajadores o La copa dorada son ejemplos de la maestría univ ersal del más británico de los escritores americanos.
Selección y prólogo de Luis Magrinyà